Potentes pulsos y lánguidas armonías nos invitan a transitar entre la hiperkinética tranquilidad hacia una elegante propuesta o el caos articulado. Estructuras rítmicas atípicas nos conducen inevitablemente a traspasar las fronteras del techno y del IDM para sacudirnos del letargo y sumergirnos en este puzzle que forma.
“El Nombre No Importa Podría Llamarse Tomate Y Sonaría Igual”: La acción de nombrar a cada track en una secuencia que permite construir una frase no es accidental. Nos permite, por un lado, aglutinar las sonoridades aleatorias bajo un gran concepto, al mismo tiempo que nos invita a olvidarnos de las denominaciones particulares, de la atribución de nombres, del etiquetado. Es una jugarreta que funciona como declaración de principios y que tiene excelentes resultados.
Desde los samples repetitivos hasta la polirritmia, es un algoritmo electrónico que está recién explosionando y en este disco es sin duda uno de sus puntos altos.