Es viernes, la capital es golpeada con movimientos de tierra y un calor abrasador que se alza sobre los 33 grados. Pero es viernes y no es impedimento para que Orion Records descargue una nueva versión de las Sesiones Modular en Kobenhavn Coffee de la ya conocida calle Loreto. La calidez de un ocaso que se mueve a pasos agigantados, es la señal de que los switches comienzan a encenderse, los osciladores a rotar y que la nave ya esta en marcha nuevamente.
Con una electrónica cadenciosa y minuciosa, enciende los fuegos Cristián Pinto, cerebro tras las máquinas de Pintoi. Con un estudiado abanico sonoro que nos muestra las miles de texturas de sonido que podemos encontrar en el canto de las aves y con atmósferas que a ratos recuerdan a unos The Orb y The Future Sound Of London en su estado más primitivo, Pintoi proyecta mantras naturalistas y secuencias que evolucionan sin estructuras tradicionales, donde el ambient es quebrado en innumerables ocasiones por beats cíclicos. Una estimulante e hipnotizante propuesta que mantuvo cautiva a una concurrencia ávida de nuevas manifestaciones.
La sesión avanza y ya la noche cae sobre Santiago, ahora las secuencias de alto octanaje se apoderan de todo, permitiendo el aterrizaje de las programaciones obsesivas de J-Capsula, poniendo el acelerómetro a tope y disparando lo mejor de su artillería. Dosis precisas de Chip-Tune experimental con sintes autoproducidos y juguetes intervenidos, una estimulante experiencia lúdica en que el beat se rige a la exploración intuitiva analógica. Una excelente presentación que incluso dio paso a un bis a pedido de los presentes.
El cierre de la jornada, y por ende del ciclo, viene de la mano del reconocido músico, productor y cabeza del netlabel Pueblo Nuevo, Mika Martini. Electrónica de pulso incitante, compleja y simple, sin segundas lecturas ni vacilaciones, con la impronta de los años de experiencia como sello de garantía incombustible.
Con una notable ejecución, Mika dio rienda suelta a lo que sabe, experimentación maquinal en plena simbiosis con percusiones adictivas. Un plato de fondo a la altura y absolutamente merecido, que viene a coronar un ciclo redondo, donde estas Sesiones Modular reclaman su sitial en el panorama de la electrónica criolla.
Se baja el telón a lo grande, pero dejándonos entreabierta la imagen de un 2017 prometedor, en que la música electrónica de verdad comience a retomar el sitial que le pertenece y enrostrándonos que esto no se trata solo de pistas de baile oportunistas. ¡Un aplauso cerrado!
Lodbrok
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